IMANOL Y SU REFLEXIÓN...ZEN

Muy buenas/os, sobre todo que nadie se ofenda. Hoy he tenido mi sesión semanal de meditación Zen y como siempre me ha hecho "meditar". Me ayuda a ello, una lectura que hacemos, además de las situaciones que nos envuelven. Hoy coincidía el relevo de la persona que dirige el grupo, la despedida de la sustituta, y ha sido la manera en que hemos expresado nuestros sentimientos la que me lleva a estrenar este medio de compartir.

La anterior sesión, coicidió en Semana Santa y olvidé por completo mi responsabilidad de acudir y de avisar, supongo que escarbando un poco saldría algo de vagancia, desmotivación, compromiso en otras cuestiones, y no sé donde terminaría la investigación. El caso es que sólo acudieron la maestra y su marido, y esta se pilló un buen rebote, que después de dos semanas todavía hoy mostraba su enfado.

El caso es que la manera de decirlo me ha parecido tan cuidadosa que deformaba la realidad que sentía, y se lo he comentado. Mi intuición, mi resentir, era cierto, estaba todavía dolida, a pesar de la aceptación de las explicaciones, las disculpas, los ruegos, las promesas. Parecía necesitar algo más que la dejara satisfecha, pero creo que ya no estaba en mi mano, y me parecía otra cuestión pendiente la que mostraba. Hemos hablado algo más sobre ello, y hemos concluido que el camino de la aceptación no es sencillo.

Me ha venido en este debate, la situación de ayer en sesión con una niña de 6a. y su madre, donde el objetivo es que la niña exprese su emoción, su necesidad, su malestar, de manera verbal a sus padres, puesto que no suele mostrarlo y sólo se perciben de ello por el color rojizo de su cara, o por la excitación y el movimiento que realiza, o las molestias físicas que indica.

El caso es que jugando con un cubo de Rubic, era incapaz de expresar la dificultad y de pedir ayuda a su madre, y en su lugar justificaba diciendo "el verde no me gusta", en lugar de -me está costando completar la cara verde-, su madre le "ayudaba" mostrándole como se hacía "es fácil mira". Por supuesto acabó cambiando de juego. Pero antes de acabar, les comenté lo que me estaba pareciendo; que la niña no expresaba de manera directa la frustración, puede que por la exigencia de la madre, en la frase "es fácil mira".

De algún modo, esta situación "deshonesta" se repite. Tratamos de cuidar o de cuidarnos no está muy claro para mi, las formas en las que expresamos nuestras emociones, nuestras necesidades, nuestras carencias, para que nadie se sienta aludido, ofendido, agredido, ..., de tal modo que a menudo el debate interno que surge para cubrir las expectativas, intereses, no tengo clarto de quien, si propias o ajenas o ambas, queda enturbiada la demanda.

El Zen es claro en esto, hay que atender el aquí y ahora, en lugar de traer al momento recuerdos, juicios, situaciones, ..., (función personalidad), que no aportan sino confusión a la "honestidad" de la sensación, la necesidad, la emoción.

Bueno compañeros/as, queridos/as, esto era una prueba de este invento del blog, que me parece un buen instrumento de comunicación y de compartir. Gracias Jesús por hacerlo posible.

Un beso a todas/os.

Imanol