martes, 10 de marzo de 2009

NO LA CONOZCO DE NADA...

No la conozco de nada, de hecho hasta ayer no sabía de su existencia. Por no conocer no conozco ni su nombre ni su cara, sólo sé que es una niña de 9 años. Intento imaginármela como soy capaz de imaginar a una niña de 9 años. Elisabet y Claudia, mis encantadora hijas, también han tenido 9 años, y madres que las han cuidado lo mejor que han sabido, siempre con una ternura y dedicación que valoro y admiro.

Su existencia me llega a través de una pequeña noticia publicada en la edición de ayer del diario ELPAIS en sus páginas de sociedad, y justo a la derecha de una fotografía de Bibiana Aído donde se recogen sus declaraciones en relación a la interrumpción del embarazo en menores.
La historia es una vieja historia, que desgraciadamente se repite con frecuencia y que en los paises de sudamérica tiene una incidencia brutal. Con nueve años la niña ya ha sido salvajemente violada por su padrastro quién la ha dejado embarazada de gemelos. Cuanto terror y horror tan niña. El abuso y la violación de menores en nuestro mundo está muy presente, y estos actos tienen consecuencias definitivas en la vida de la mayoría de las personas que los padecen, para muchas este acto marcará un antes y un después que condicionará sus vidas.

El hecho ha sucedido en Brasil, donde su legislación permite el aborto por violación, riesgo para la vida de la madre o anencefalia. Un equipo médico ha practicado el aborto a esta niña. Si yo fuera el padre de esta niña sin ninguna duda hubiera tomado la misma decisión, y esa decisión no hubiere aliviado ni un gramo del peso de dolor que supone vivir esta experiencia, y aunque una interrupción voluntaria de embarazo siempre añade más dolor, para mi sería la elección de acuerdo con mis propios valores. La noticia de la niña me ha impactado y siento horror ante tanta violencia y dolor entre nosotros.

Pero permitidme también que os hable de otra persona muy importante en la noticia y que merece ser destacada. De ella si que conocía su nombre, pero la verdad es que no mucho más, se trata de José Cardoso Sobrinho, su nombre tal vez no os sugiera nada, trabaja para una multinacional poderosa, donde ofrecen servicios para invertir en la otra prometedora vida desde este mundo, tan necesaria para aquellos que creen que la vida de verdad está en otra parte. La multinacional en cuestión le ha otorgado a José Cardoso una archidiócesis desde donde ejercer su cargo de arzobispo. La multinacional en cuestión, tiene estado propio, y jefe de estado, que además tiene la particularidad de ser la voz de dios en la tierra, y claro y así nosotros tenemos el privilegio de que nos pueda hablar en su nombre. Y hoy esta multinacional tiene al frente al al mismísimo Joseph Ratzinger, “el obispo de hierro”, la cabeza de la santa inquisición.

Pues bien a este Cardoso se le ha ocurrido, mandar una señal al mundo y en un acto solidario y de amor con la humanidad misma, se ha puesto en el lugar del saber de la vida, en el lugar donde le dice que tiene que estar su voz, para no dejar de hacer otra cosa que lo que es su-misión en este mundo. Y como dicen que por sus actos los conocereis, Cardoso ha decidido realizar un acto institucional, su cargo se lo permite, que a la vez sirva de mensaje para los demás, ha expulsado de su multinacional a la madre de nuestra niña y a los médicos que practicaron el aborto, ya que según Cardoso cometieron un “homicidio contra dos vidas inocentes” y “es mi deber alertar al pueblo para que tenga temor a las leyes de dios”.

Siento rabia, y quiero permitirme sentir mi rabia, y quiero expresar mi rabia con palabras, y poder decir que Cardoso me parece tan peligroso como un terrorista.

Del padrastro no se dice nada, debe de seguir aún en la organización, lo suyo tiene perdón.

Yo no espero ninguna salvación. Gracias y un saludo,

Josep Lluis Furió

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