viernes, 4 de septiembre de 2009

CONTACTO, CAOS, TEORÍA DE CAMPO: UNA REFLEXIÓN SOBRE LA TESIS DE ELVIRA DUEÑAS

Este escrito lo situo del lado de las consecuencias. En sí mismo, no es más que el comienzo, con la intención de crear un fondo del cual puedan surgir algunas figuras. La Tesis sobre ‘El contacto’ de Elvira Dueñas es la chispa que ha generado el movimiento, afortunado y privilegiado soy tocado. Siguiendo a José Luis Sampedro y a Elvira Dueñas, la intención es alumbrar y no deslumbrar, pues hay muchos espacios para mi oscuridad o es que con frecuencia hay espacios en los que soy ciego. Aunque no siempre lo comprenda, la función del campo siempre está presente. ¿Qué otra cosa sino puso en movimiento mi acción de poner voz al poema de Mario Benedetti ‘Intimidad’ ante la ocasión de hacer uso de mi palabra en nuestro encuentro de la Escuela de Verano? El sentido lo encontre más tarde, leyendo a mi querida Elvira Dueñas.

Más que una aportación, se trata de poner a disposición de mi comunidad, es decir, de mi grupo de terapeutas, mi propio itinerario. Entre mis escritos íntimos figura uno que dice ‘He desado mostrarme’ (He deseado mostrarme/ desnudo de piel hacia adentro/ invitándote a pasearte/ por los rincones de mi universo...) y he encontrado ante quienes quiero y puedo hacerlo.

Hay un fondo que ya existe hecho de la experiencia de mi práctica tanto como paciente como terapeuta durante 25 años, en el que mi ignorancia ha ido en aumento progresivo, y el deseo de experimentar en condiciones de apoyo y validación ha generado un hambre similar a la del niño desnutrido que lucha por su propia supervivencia. El aumento de mi ignorancia es luz sobre la oscuridad, la conciencia de mi desnutrición abre la puerta de la necesidad.

¿Cómo contaría yo el concepto de contacto? El trabajo de Elvira Dueña nos invita a seguir tanto el debate teórico sobre el contacto en la globalidad de la comunidad gestáltica como a la propia experiencia en sí del contacto.

El contacto la experiencia primera. Sin contacto no hay experiencia. Sin contacto hay aislamiento. Alguien podría objetar que el aislamiento es una forma de experiencia, desde nuestra perspectiva decimos que no, ya que la experiencia se da en un determinado espacio que llamamos organismo/entorno, y el contacto implica necesariamente de la exitencia de un no yo, en consecuencia, la existencia de un "yo" es condición necesaria pero no suficiente para exista el contacto.

Ahora este contactar y no contactarr en la experiencia del vivir humana tiene consecuencias con relación a como se muestra cada persona en su forma de relacionarse, de pensar, de sentir, etc.

La distinción entre el paradigma individualista y de campo, resulta esencial. No se trata de decir donde está la verdad, sino más bien de mostrar aquello que percibimos cuando nos situamos en una perspectiva que pretende ser heredera de la teoría y método inaugurados a partir de las aportaciones de Goodman, Perls & Hefferline en PHG, y que en el día de hoy tal como la estudilo y práctico es fundamentalmente Robiniana. Como bien nos muestra Elvira Dueñas se trata de ‘dar a la teoría una entidad de abstracción, de herramienta, y no de verdad’. ¿Qué otra cosa puede ser si no? Ya que ‘una categoría de “verdad”, de tal forma que si el terapeuta o estudioso del funcionamiento humano “controla sus leyes”, se convierte en un “experto” frente a su paciente’. Yo añadiría algo más, y en un Amo, con lo cual siempre se iba a correr el riesgo de que la terapia estuviera al servicio del terapeuta en lugar de al servicio del paciente. El Amo espera que otro obre de acuerdo con sus principios y conocimientos. El Amo vive en el mundo de las certidumbres, mientras mi vida ha crecido a partir de la incertidumbre y el hambre.

Rápidamente me doy cuenta de la limitación que supone para mí la palabra contacto, evoca en mí, el contacto, como si fuese algo determinado que emerge en un momento dado y puede constituirse en una entidad, quizás la metáfora podría ser una fotografía, un instante: flashhhhhhhh, o bien, el contactar, que me evoca la acción, el movimiento, el fluir, un proceso, un inicio y un final, la metáfora tal vez podría ser la película.

Empiezo a pensar en términos espaciales y a imaginar un sistema llamado organismo/entorno. Al pensar de esta manera no estoy evocando otra cosa que algunos elementos enunciados en la teoría matemática del caos. El organismo es una consecuencia del campo. Existe un campo, del cual el organismo pasará a formar parte, que le pre-existe, que se convertirá en su entorno y que resultará esencial tanto para su supervivencia como para su creación.

Tal vez pueda entenderse mejor lo que digo enunciando a que me refiero cuando hablo de caos. Tomo la definición de Briggs&Peat (Las siete leyes del caos, Grijalbo) cuando dicen: “El término científico ‘caos’ se refiere a una interconexión subyacente que se manifiesta en acontecimientos aparentemente aleatorios. La ciencia del caos se centra en los modelos ocultos, en los matices, en la ‘sensibilidad’ de las cosas y en las ‘reglas’ sobre cómo lo impredecible conduce a lo nuevo”. Estos mismos mismos autores nos dicen que el caos está dejando de ser una teoría científica para devenir una metáfora cultural. Y subrayan que a través de la enseñanza del caos se filtran tres temas subyacentes: el control, la cratividad y la sutileza.

El control no cumple otra función que la eliminación de la incertidumbre: “Soñamos con la posibilidad de eliminar la incertidumbre a través de la conquista y el control de la naturaleza. El ideal de ‘tener el control’ está tan presente en nuestra conducta que se ha convertido en una obsesión, e incluso en una adicción”.

Y siguen: “El caos sugiere que, en vez de resistirnos a las incertidumbres de la vida, lo que deberíamos hacer es aceptarlas”. Y aquí, obviamente, es donde aparece la creatividad. Por lo tanto, ‘pactar con el caos nos da la posibilidad de vivir no como controladores de la naturaleza, sino como participantes creativos’.

“El payaso, el transgresor o el transformista son personificaciones del caos en las culturas de todo el mundo”.

Empecé a interesarme por la teoría del caos un año antes de entrar en nuestro grupo. Me aportó mucha compresión ante fenómenos de la clínica con cierta apariencia de caóticos y de hecho, eran justamente todo lo contrario. Rápidamente pude obsevar con cierta claridad como el aparente caos en el que vivía una persona adicta, no era más que el resultado de estados rígidos y cerrados, que sobrevivían del automatismo y la repetición. Términos como la retroalimentación negativa, los grados creativos de libertad y los sitemas de ciclo límite, me ayudaron a comprender mejor ciertos fenómenos. ¿Si los científicos se esforzaban en poder explicar fenómenos como las tormentas, los ciclones o los huracanes, que podía aprender de ellos para comprender mejor como funciona una tormenta emocional?

Para terminar por hoy, os dejo la definición que estos autores dan de “los sistemas de ciclo límite: son aquellos que se aíslan del flujo del munbdo exterior porque una gran parte de su energía interna está dedicada a resistirse al cambio y a la perpetuación relativamente mecánica de los modelos de conducta’.

JOSE LUÍS

1 comentario:

Raquel dijo...

Muchas gracias, Jose Luis, por darme la oportunidad con tu escrito de re-encontrarme con un libro que leí hace muchos años, antes de mi formación gestáltica, y que, leyéndote, he decidido volver a leer "con una nueva mirada"..., seguro que ahora podré dar sentido a nuevos contenidos!